LAS LEONIDAS EN EL 2002
por Antonio Sánchez Ibarra
Octubre 13, 2002
Al amanecer del martes 19 de noviembre próximo, de nuevo será
posible observar la lluvia meteórica conocida como Las Leonidas, la cual
se ha vuelto muy famosa desde 1998 cuando comenzó a intensificarse ante el
paso por el perihelio del cometa que la produce, el 55P/Tempel-Tuttle.
Es conveniente recordar que las lluvias meteóricas, popularmente conocidas
como "lluvias de estrellas", son el resultado del desprendimiento de
partículas del núcleo de los cometas. Estos cuerpos van dejando por todo
su trayecto gran cantidad de material, como una nube tenue que continua
girando alrededor del Sol.
Cuando la Tierra, en su movimiento orbital, pasa en las cercanías o
incluso ingresa en una de estas nubes de material, se produce la lluvia
meteórica. Así, las partículas penetrarán la atmósfera terrestre con
velocidades desde 30 a 75 Km./seg. A esta velocidad, las partículas se
queman por la fricción produciéndose el trazo de luz en el cielo que nos
da la impresión de que una estrella ha caído.
Tales partículas, en su mayoría, tienen el tamaño de un grano de frijol.
Las mayores, con tamaño similar al de una naranja o hasta un melón, son
muy brillantes y dejan trazos y estelas de humo muy marcadas.
Como se conoce muy bien la trayectoria del cometa que produce la nube de
material, es fácil saber cuando la Tierra pasará por sus cercanías. De
esta forma, las lluvias meteóricas son anuales y en el caso de las
Leonidas, siempre la veremos en fecha muy próxima al 17 de noviembre.
El nombre de "Leonidas" se otorga porque la radiante se ubica justo en la
constelación de Leo. La radiante es el punto de donde parecen surgir todos
los meteoritos, en un efecto similar al producido cuando manejamos en una
noche lluviosa y vemos como si las gotas de agua parecieran surgir todas
de un solo punto.
Aunque la lluvia se produce anualmente, no siempre es muy intensa. De
hecho, regularmente se observa un promedio de 10 meteoritos cada hora. Sin
embargo, cada 33 años, que es el tiempo de retorno del Cometa
55P/Tempel-Tuttle a las inmediaciones del Sol, la nube se ve
retroalimentada de material y ello provoca que se intensifique
notablemente.
En el penúltimo regreso del Cometa, en 1966, se produjo no una lluvia
meteórica, sino una tormenta meteórica. Eso implicó el haber observado
miles de meteoritos por hora en lo que fue todo un espectáculo celeste.
Tal tormenta y otras anteriores ocurridas ante el paso del cometa,
permitió prever e incluso hacer cálculos y estimaciones de los grados de
intensidad de las lluvias de 1998 al 2002. Los cálculos fueron bastante
congruentes con lo observado.
En 1998 fue muy clara la intensificación de la lluvia, a sólo ocho meses
de que el cometa pasara por el perihelio, el punto más cercano al Sol en
su órbita. El número de meteoritos se elevó a varios cientos por hora con
muchas bolas de fuego brillantes. En 1999 fueron menos visibles los
meteoritos brillantes pero se incrementó el número de meteoritos débiles.
En el 2000 la lluvia también fue intensa con varios cientos de meteoritos
visibles por hora. Sin embargo, cuando si fue un espectáculo fue el año
pasado, el 2001, con la ventaja adicional de que la Luna no estuvo
presente. Todas las personas que observaron la lluvia en el 2001 quedaron
impresionadas del espectáculo celeste.
Ahora, en el 2002, las expectativas de nuevo son muy favorables aunque las
condiciones no son tan buenas como el año pasado: la Luna estará a solo
unas horas de la fase llena o plenilunio, opacando con su intensa luz a
muchos de los meteoritos débiles que se presentarán.
Los cálculos más recientes indican que habrá dos tormentas la noche del 18
y amanecer del 19 de noviembre. La primera ocurrirá a las 21 hrs. del 18 de
noviembre y será visible sólo para la parte occidental de África y Europa,
siendo percibida en menor grado para el Este de América.
La segunda tormenta si estará a nuestro alcance, ya que ocurrirá a las
03:30 hrs. de la mañana del martes 19 de noviembre, siendo perfectamente
visible desde América.
A pesar de la interrupción por la luz de la Luna, cualquier observador que
se ubique preferentemente en las afueras de la ciudad, podrá ver cientos
de meteoritos esa mañana, muchos de los cuales pueden ser muy brillantes.
La observación no requiere de telescopios y cuando mucho se recomienda
utilizar binoculares, principalmente para ver las estelas de humo que
dejan algunos meteoritos.
Los cálculos también pronostican que las Leonidas del presente año serán
las últimas en alto grado de intensidad. A partir del 2003 el número de
meteoritos descenderá dramáticamente y habrá que esperar hasta el año 2031
para de nuevo ver este tipo de espectáculo celeste.
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